¿Qué tipos de terremotos hay?

Artículo basado en el libro: "Terremotos" de Bruce A. Bolt.

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Cuando hablamos de catástrofes naturales ajenas a la influencia humana, una que no debe faltar nunca en nuestra lista, y que representa el argumento en torno al que se desarrollan multitud de libros y películas, es el terremoto. Antiguamente, se desconocían las causas reales que provocan los seísmos. De hecho, los terremotos se representaban como castigos divinos propiciados por el pecado humano, algo muy típico de nuestra historia, atribuir orígenes divinos a aquello que desconocemos. Por suerte, el desarrollo científico nos permite ver dónde la ceguera religiosa nubla nuestro pensamiento.

Basta con que un alguien profano en la materia observe una mapa de la distribución de los terremotos para que se percate de que ésta no es para nada aleatoria. Apreciando este mapa, se puede observar como la mayoría de los terremotos, y en especial los de mayor potencia, se sitúan a lo largo de una serie de líneas por todo el planeta. Si ponemos encima otro mapa en el que se representen las placas tectónicas de la corteza terrestre, observaremos como las líneas de distribución de los seísmos y las líneas que separan las diferentes placas se solapan a la perfección. Es decir, basta con apreciar dos mapas para observar que los terremotos son fenómenos asociados a la tectónica de placas, al igual que los vulcanismos (en su mayoría). Al analizar esta coincidencia, descubrimos que las mismas fuerzas geológicas que originan las cadenas montañosas, los valles de rift, y las fosas oceánicas, son las responsables de los fenómenos sísmicos. Si atendiste a las clases de geología del instituto, y si tu memoria no te falla, seguro que te acuerdas de cómo se generaban los movimiento de las placas tectónicas, pero por sea caso, te lo voy a recordar. Debido a la desintegración radiactiva de una gran cantidad de elementos dentro del núcleo de la Tierra, así como debido a la pérdida de calor en la superficie terrestre, existe un enorme gradiente de temperatura a lo largo de todo el radio de la Tierra. Como el material caliente del manto, tiende a expandirse y a volverse menos denso, asciende hacia la superficie, pero al alcanzar la litosfera (corteza y parte superior del manto), se enfría reduciendo su densidad, lo que le obliga a descender. Estos procesos repetidos durante el tiempo, originan lo que se conoce como corrientes de convección, que son las responsables de mover las placas tectónicas. Bien, una vez entendido el proceso que genera el movimiento de placas, tratemos de clasificar los terremotos en base a su modo de generación.

Mapa de las placas tectónicas con focos de actividad sísmica (Fuente: Servicio Nacional Oceánico)

Como ya he mencionado, el origen de la mayoría de los terremotos es tectónico y se producen como respuesta a la rotura de las rocas sometidas a las grandes fuerzas geológicas del movimiento de placas. Sin embargo, existen otro tipo de terremotos. Unos de los más reconocidos, son los terremotos asociados a erupciones volcánicas que al fin y al cabo estás provocados por unas fuerzas geológicas análogas a los terremotos tectónicos. También podemos encontrar los terremotos de colapso, que ocurren en regiones de cavernas subterráneas o minas, en donde la causa inmediata del temblor se debe al colapso del techo de las minas o la caverna. Este fenómeno también se puede observar en las voladuras de las minas, en donde una explosión en superficie de la mina puede generar ondas sísmicas. Estos terremotos de colapso, también pueden ser generados por deslizamientos de tierra, que generalmente son causados por terremotos tectónicos, pero no siempre. La energía gravitacional liberada por la enorme masa de tierra y rocas desplazada, provoca una serie de ondas sísmicas que pueden ser detectadas por los sismógrafos. El último tipo de seísmo es el producido por el hombre y también es conocido como terremoto de explosión, y son producidos por las explosiones químicas y nucleares que lleva a cabo el ser humano. Las más influyentes son las pruebas nucleares realizadas con detonaciones subterráneas, hace ya varias décadas. En este tipo de pruebas en las que una bomba nuclear explota en el interior de una caverna o una perforación, la energía liberada es inmensa, y la presión se eleva miles de veces sobre la atmosférica, mientras que la temperatura aumenta a millones de grados. Las rocas de los alrededores se vaporizan y se genera un hueco esférico de varios metros de diámetro (incluso cientos de metros), las rocas de más allá de esta cavidad, quedan trituradas por el choque de la explosión. Por otro lado, las rocas más alejadas de la cavidad y de la fractura, debido a la enorme comprensión que sufren, producen ondas sísmicas que viajan en todas las direcciones. Cuando la primera onda alcanza la superficie, el suelo se arqueara, y si presenta la suficiente energía, hará que fragmentos de roca y suelo salten por los aires generando un enorme cráter. Algunas de estas pruebas nucleares subterráneas, han desatado semejante cantidad de energía, que las ondas sísmicas producidas han alcanzado sismógrafos lejanos registrando magnitudes de hasta 7 puntos en la escala Richter.

Como hemos visto en este breve artículo, son varias las posibles causas que determinan los fenómenos sísmicos, pero todas ellas generan terremotos igual de peligrosos (aunque algunos de ellos muestran potencias más elevadas). No olvidemos que se tratan de fenómenos basados en el movimiento de miles y millones de toneladas de rocas y que han generado decenas de miles de muertos a lo largo de la historia de la humanidad.

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